viernes, 30 de mayo de 2025

JOB SHADOWING BUDAKESZI DÍA 5

Nuestro quinto día en Hungría ha estado marcado por momentos de aprendizaje, intercambio cultural y despedidas emotivas. 

Por la mañana, acudimos al instituto, donde tuvimos la oportunidad de conversar con Mónica, la profesora de español. Durante la charla, nos explicó las principales diferencias entre la escuela pública y la privada en Hungría. En las escuelas privadas, nos comentó, los centros cuentan con más recursos económicos para proyectos, el ambiente es muy disciplinado y la figura del profesor se percibe como más autoritaria. Los alumnos visten uniforme y el enfoque educativo es más estricto. En cambio, las escuelas públicas presentan un ambiente más relajado y cercano, aunque esto puede variar según la zona en la que se ubiquen.

Un aspecto interesante que nos llamó la atención es el proceso de permanencia del profesorado: en ambos tipos de centros, es el director quien decide si los docentes continúan en su plaza tras varios años. En esta decisión también influye la percepción que los estudiantes tienen del profesor, lo que refleja la importancia del vínculo humano en el entorno educativo húngaro.

Tras la conversación, Mónica nos llevó a dar un paseo por el pueblo donde se sitúa el instituto. Nos describió el lugar como una zona muy tranquila, rodeada de naturaleza, alejada del bullicio de Budapest. La mayoría de las familias del pueblo pertenecen a un nivel sociocultural medio y muchas cultivan sus propios alimentos. Como dato curioso, nos contó que existe una importante comunidad alemana, descendiente de generaciones que se asentaron aquí hace años, y que tiende a ser bastante cerrada socialmente.


De regreso al instituto, tuvimos la suerte de coincidir con la celebración del Día del Profesor. Silvia, la coordinadora, nos mostró con orgullo una gran mesa repleta de platos preparados por las familias del alumnado, especialmente de repostería húngara, que pudimos degustar con entusiasmo. Este momento fue también la ocasión perfecta para despedirnos de todos los colegas del centro educativo que nos han acogido con tanto cariño durante nuestra estancia.



Para cerrar el día, volvimos a encontrarnos con Nora, la exalumna que ya nos había acompañado anteriormente, y que esta vez nos guió por algunos de los rincones más emblemáticos de Budapest: la Plaza de los Héroes, el Museo de la Música, la Isla Margarita y el Café Augustz. Esta última tarde fue la guinda perfecta para un viaje que no solo nos ha enriquecido culturalmente, sino que también nos deja una huella imborrable en el corazón.



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